La creatividad nos hace humanos
Hasta hace unos años, la inteligencia artificial se consideraba un logro para toda la humanidad. Crear maquinas capaces de asimilar conceptos e imitarlos como humanos y programarlas para realizar tareas era un éxito rotundo. Pero a medida que esta tecnología ha avanzado, también lo han hecho los estudios que critican las consecuencias devastadoras que esto podría originar. Como si de una película de ciencia ficción se tratase, lo cierto es que ‘la amenaza de los robots’ ha llegado a los puestos de trabajo y peligra que sustituyan a los humanos tarde o temprano.
En un momento en que la sociedad española padece de un 20% de desempleo, hablar acerca de un robot que podría quitarles el trabajo debería provocar un tsunami de críticas. Sin embargo, los expertos señalan que este boom tecnológico se producirá no antes de 2075. Para entonces, la tecnología no sólo hará posible que brazos articulados hagan tareas sencillas; incluso podrán sustituir literalmente a un trabajador.
En 2013, investigadores de la Universidad de Oxford concluyeron en un estudio que casi uno de cada dos puestos de trabajo peligra de ser sustituido por máquinas. La clave está en el aprendizaje automático, una rama muy potente de la inteligencia artificial que permite a las máquinas aprender de datos e imitar algunas tareas de los humanos. Este aprendizaje inició sus pasos en los años 90 con ejercicios realmente simples como clasificar el correo. Pero poco a poco se ha ido convirtiendo en toda una revolución tecnológica, pues hoy en día pueden hacer tareas mucho más complejas como evaluar ensayos, leer contratos legales e incluso diagnosticar enfermedades.
El experto en aprendizaje de las máquinas, Anthony Goldbloom, explicaba de esta manera como había cambiado el complejo mundo de la robótica: “Un profesor puede leer 10.000 ensayos durante un tiempo de 40 años. Un oftalmólogo puede ver 50.000 ojos. Una máquina puede leer millones de ensayos o ver a millones de ojos en minutos.” Ante el auditorio TED en Vancouver, Goldbloom afirmaba que no tenemos oportunidad de competir contra las máquinas en las tareas frecuentes y de gran volumen.
Esta es, pues, la gran virtud de las máquinas. Su capacidad de hacer en cuestión de minutos tareas repetitivas – quizás aburridas para nosotros – al mismo tiempo que almacenan cantidades inhumanas de datos sin esfuerzo alguno ¿Cómo competir ante esto? ¿Estamos abocados a dejar que nuestro trabajo lo ocupe un robot?
Los transportes, la sanidad, los servicios financieros y la agricultura son los sectores en los que la inteligencia artificial tendrá más protagonismo, según explica el periodista de La Vanguardia, Josep Lluís Micó. El crecimiento del ‘Big Data’, como lo han llamado los expertos, resulta imparable, algo que transformará la economía y la sociedad en poco tiempo.
De hecho, un reciente estudio de la consultora Merrill Lynch predice que, en tan solo un lustro, el mercado de la inteligencia artificial crecerá de 25.500 millones de euros a 136.600 millones. Una oportunidad de negocio que de momento encabezan países como Estados Unidos, China, Japón y Corea del Sur, los cuales no ocultan sus recelos ante la posibilidad que se reduzcan 230 millones de trabajadores a escala mundial.
Actualmente ya hay servicios ofrecidos exclusivamente por robots, como los drones militares o los avances en la automoción de Google y Tesla. Y en la medicina, en tan solo 14 años la cantidad de intervenciones quirúrgicas asistidas por robots ascendió a 570.000.
No obstante, hay una gran limitación en el aprendizaje automático que quizás ha pasado por alto. Las máquinas no pueden manejar cosas que no han visto o procesado muchas veces antes; no están capacitadas para situaciones nuevas, para improvisar. Los humanos, sin embargo, tenemos la capacidad de conectar elementos dispares y resolver problemas de una manera que los robots jamás – o al menos de momento – imaginarían. A esta manera se le llama actuar con creatividad.
Para el futuro laboral de todos nosotros este aspecto tiene vital importancia. ¿Quiere decir que sólo aquellos empleos creativos sobrevivirán a la oleada robótica? No necesariamente, pero sí tendrán más posibilidades de ser ocupados por humanos y no por máquinas. Para saber si nuestro trabajo dependerá o no del aprendizaje automático deberemos preguntarnos en qué medida lo que hago es reducible a tareas frecuentes y de gran volumen o en qué medida hago frente a situaciones nuevas.
Al mismo tiempo se respira un hilo de esperanza, pues los robots, más que sustituir trabajos, sustituirán tareas. Esto es lo que refleja el profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Josep Lladós, el cual afirma que “los trabajos que quedan protegidos de la robotización son aquellos donde es necesaria una mayor inteligencia creativa, intuitivita o emocional” (8 de mayo 2016, EFE). Lladós insiste en que los robots representarán una ayuda y no supondrán un sustituto ya que se encargarán de realizar las tareas rutinarias, dejando al trabajador más tiempo para desarrollar su creatividad. A su vez, es necesaria una redefinición – dice – porque el hecho de que la automatización sustituya algunas tareas provocará que no necesariamente se trabaje en la oficina o un número de horas determinadas.
Ante esta situación es imperativo que haga lo que se haga, decida lo que se decida hacer, siempre tengamos nuevos retos en la cabeza. Sólo así conservaremos ese gen tan humano, sólo así la creatividad permitirá distinguirnos con un robot, sólo así estaremos por delante de las máquinas.
Imagen 1: (iStock) | Imagen 2: (www.redusers.com)
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