Quito acaba de albergar la Conferencia sobre urbanización de la ONU. Habitat III es el evento más importante de las Naciones Unidas en materia de desarrollo urbano, que tiene como objetivo asegurar el compromiso político mundial por el desarrollo urbano sostenible, e identificar nuevos desafíos urbanos para el establecimiento de una nueva agenda urbana para el futuro.
Entre muchas otras, en esta Conferencia se ha establecido como meta para el mundo hasta el año 2030, que las ciudades sean más inclusivas, seguras y sostenibles.
Según se puede leer en un reciente artículo del diario El País, el último informe mundial de la UNESCO para conocer el impacto de la cultura en el desarrollo de las ciudades concluye que, sin cultura, no existirían las ciudades como espacios de vida dinámicos para ser solamente construcciones de cemento y acero proclives a la fractura y la degradación social.
Y es que en un mundo como el nuestro, caracterizado por núcleos urbanos cada vez más diversos, con habitantes procedentes de lugares muy diferentes y con costumbres propias de su lugar de origen, la cultura, las actividades formativas o pedagógicas pueden llevar a una mayor inclusión colectiva, diálogo y, por ende, cohesión social.
No en vano la Unesco revela que uno de los mayores dilemas que se plantea actualmente nuestro planeta es que el crecimiento de las ciudades dibuja escenarios contrapuestos. Desempleo, violencia, desigualdad entre comunidades o discriminación chocan frontalmente con otros desafíos de índole urgente, como políticas gubernamentales para garantizar la sostenibilidad y mejora de la calidad de vida de la población.
El informe de la Unesco presentado en Habitat III viene a decir que la cultura ocupa, y debería ocupar siempre, un lugar prioritario en la renovación y la innovación urbana, y que representa sin duda un elemento estratégico para la generación de ciudades más inclusivas, con identidades propias, cohesión social, intercambio o tolerancia entre sus cohabitantes.
¿Recordáis lo que pasó en 2006, cuando en Samarra (Irak), se destruyeron símbolos de carácter histórico emblemáticos para la ciudad? Una explosión destruyó uno de los santuarios chiíes más importantes para el pueblo.
¿Se dejó tal cual? No, sus habitantes se esforzaron en su reconstrucción y, estos actos, dejaron patente la capacidad que tiene la cultura para devolver la cohesión a una comunidad, mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos y reforzar su identidad.