TEDxBarcelona

Yo no soy perfecto y el mundo tampoco

Fuente: Feeling like a misfit doesn’t mean you’re the problem. Joseph Logan 

Encajar en la sociedad que nos rodea significa adaptarse a patrones y normas sociales comúnmente establecidas. Todo aquel que se aleje de estos esquemas es señalado como un inadaptado. Los “misfits” se cuestionan aspectos como el ‘quien soy’ o ‘qué hago aquí’ y a menudo se culpabilizan de su situación ‘imperfecta’. ¿Pero es acaso el mundo un lugar perfecto?

La palabra misfit (inadaptado) suele referirse a las personas que – por razones concretas – no encuentran su sitio y se sienten perdidos ante el abismo que comporta enfrentarse al mundo real. El deseo por integrarse, encontrar su lugar en el mundo y odiarse por no conseguirlo son solo algunos aspectos que dan respuesta a la cuestión ‘being a misfit’. Otros comentarios encontrados en la red van encaminadas al tipo de relaciones y amistades que llevan estas personas, como la facilidad por hacer compañías y la brevedad de las mismas si no son como ellos. A todas estas afirmaciones, muchas personas, identificadas o no con esta cuestión, han puesto en evidencia que el misfit no está solo, sino que hay miles como ellos.

Estas personas viven con un conflicto interno continuo: odiarse a sí mismos por no conseguir integrarse en la sociedad. El nivel de rechazo propio es tal que llegan a desmerecer su valía y probablemente se valoran por debajo de sus cualidades personales.

Esto mismo es lo que le pasó a la escritora Lidia Yuknavitch, autorretratada públicamente ante el auditorio TED en Vancouver como una misfit. Tal y como cuenta al público en la sala, su infancia – marcada por momentos turbulentos de tragedia y violencia – no le impidió perseguir su sueño de ser escritora, aunque su personalidad como ‘inadaptada’ le marcó en su primera oportunidad como joven escritora. Fue en Nueva York donde conoció a tres personalidades que tanto admiraba. Tres mujeres escritoras en las que vio la perfección, la brillantez. Sin embargo, su condición de misfit le hizo ver que no encajaba en ese ambiente, que no se merecía estar en la misma sala con esas intelectuales. “Quien era yo para presentarme en Nueva York con la idea de ser escritora” – pensaba. Incapaz de encajar, de dar un paso, dubitativa e indecisa marchó de la ciudad con la sensación que dejaba el mundo perfecto y que por su condición había desaprovechado una oportunidad de oro.

El mundo no es perfecto

Los misfit sienten que así debería ser. Y están totalmente equivocados. La escritora Lidia Yuknavitch se refiere a ella misma como una inadaptada que aspira a ver la perfección y que se desespera por no conseguirla. Pero añade con orgullo: “A cambio, los misfit tenemos la gran capacidad de reinventarnos. Esta es nuestra belleza, la belleza de ser diferentes.”

Efectivamente, la gran belleza que aboga Yuknavitch sobre los inadaptados se expresa en sentirte orgulloso de ser como eres.

Ese es el primer paso para detener las miradas intrusivas o los dedos apuntándonos por no adecuarnos a la mayoría.

Los misfits no encajan del todo bien a lo que la sociedad ha considerado lo ‘correcto’. Y esto es un error, porque beneficia a unos y claramente excluye a otros.

Fuente: Anylatitude

Sentirte como ‘misfit’ no significa que tú seas el problema

El cambio pasa por la sociedad en primer término y entender que no es que el inadaptado no encaje, es que no encaja bien. Y esta afirmación es la más aclamada de Yuknavitch. De hecho, sin los misfit nos perderíamos más de lo que pensamos. Son parte de la condición humana. El ser imperfecto es el ser humano por definición.

Todos tenemos algo de misfit, ya sea por la apariencia, por el lugar donde provenimos, por creencia, ocupación, condición sexual, algo que nos separa de los demás. Estas diferencias nos hacen más fuertes, sin duda, pues al no encontrar un lugar donde encajar, no nos escondemos, aceptamos riesgos, fallamos, nos levantamos y esto nos demuestra quienes somos, y demuestra a su vez la diversidad humana.

Así, los llamados ‘inadaptados’ deberían dejar de tener este nombre. La clave reside en dejar de aceptar los patrones de la sociedad como barrera de lo que está bien o está mal. Aceptar a los misfits tal y como son y dejaran de pensar que no tienen lugar en nuestra sociedad.

Porque, al fin y al cabo, es la misma sociedad la que lleva marcando unas diferencias que en realidad son inexistentes.

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