BREXIT: ¿Qué implicaciones democráticas supuso?
BREXIT es el nombre del referéndum que se celebró en el Reino Unido con la finalidad de que la población decidiera si dicho estado debía seguir permaneciendo o no en la Unión Europea.
Se trata de proceso fruto del ejercicio de la democracia, que fundamentalmente enfrenta a dos partes: la Unión Europea y el Reino Unido y que ha supuesto un duro golpe al status quo imperante. ¿Cómo hemos llegado a esta situación?
En el último TEDxBarcelona de esta temporada, contamos con la presencia de Ferran Requejo, catedrático de ciencias políticas y sociales en la Universidad Pompeu Fabra y Director del Grup de Recerca en Teoría Política (GRTP). En su TED Talk, Ferran se marcó el objetivo de contestar una pregunta realmente compleja: ¿Qué democracia queremos?
Las implicaciones democráticas del BREXIT
La gestión de la crisis ha polarizado a los países de la UE, separándolos entre países proeuropeistas, que abogan por una mayor convergencia política y económica, y países euroescépticos, reacios a la integración europea. El Reino Unido se encuentra entre estos últimos.
Si analizamos con detenimiento los datos obtenidos en el BREXIT, éstos sorprenden y mucho tal como comentó Requejo.
En primer lugar cabe destacar que las generaciones más mayores fueron aquellas que delinearon un mayor porcentaje de participación, lo cual indica un generalizado desencanto y poco engadgement por parte de las nuevas generaciones respecto a las jornadas de votación. Además, estas personas de edad más avanzada que acudieron a las urnas, tenían una clara predilección por el voto a favor de abandonar la Unión Europea, lo que significaría que conservan un anhelo y nostálgia por volver a la Inglaterra Imperial de antaño.
Por otro lado, encontramos otros factores que han influido en las urnas como el caso de la educación. En este sentido la mayoría de jóvenes con nivel educativo bajo han votado por irse de la Unión Europea.
Sin embargo, los resultados del referéndum dejan entrever un problema que podría considerarse mayor desde la óptica democrática. En las áreas geograficas donde ha predominado el resultado “remain”, y en azul las zonas que se han decantado por “leave”, la totalidad de la zona de escocia aboga por permanecer en esta organización supranacional. Esto plantea un problema democrático tremendamente importante: ¿qué hay que hacer en una democracia plurinacional como el Reino Unido, cuando en la zona de Escocia el porcentaje de población que ha elegido permanecer en la Unión Europea ronda el 65%, zona que además se caracteriza por una identidad propia, instituciones propias e incluso intentos previos de secesión?
Por ahora, dado que Escocia forma parte del Reino Unido, la separación de éste último de la Unión Europea llevará obligatoriamente al abandono de Escocia de dicha institución. Sin embargo, la situación plantea debates democráticos importantes.
El sistema electoral español
Ferran Requejo acabó su intervención con una pequeña mención a la calidad del sistema electoral español, asunto con esenciales repercusiones democráticas.
Un sistema electoral tiene una función principal que consiste en traducir los votos a los partidos políticos en representación en el Gobierno, Congreso y Senado. También se le exige que sea funcional, y que permita llegar a la formación de un gobierno de una manera fácil y estable.
Además, también es necesario que el sistema electoral represente de forma adecuada a los distintos territorios cuando la distribución de la población no es homogénea. En España esta segunda función no se ejecuta de forma óptima en el sistema vigente: si se estudia el peso de un voto según la circunscripción en el que se emite, se pueden observar diferencias importantes entre provincias.
Por ejemplo, si un voto en Barcelona vale 1 unidad, un voto en otras zonas menos pobladas vale hasta 3,5 veces lo que vale el voto barcelonés. Esta divergencia en el peso de los votos se debe en gran parte a que las circunscripciones tienen nueve o menos diputados a repartir, conduciendo a un funcionamiento deficiente de la Ley d’Hondt y a la existencia de provincias sobrerepresentadas y provincias infrarepresentadas. Se trata de un sistema disfuncional, y debería ser corregido a través de reformas en la Ley Electoral y la Constitución Española.
El debate posterior a la charla
Como es lógico, después de una charla respecto de temas tan controvertidos como son la democracia y la política, el debate dio mucho de si entre los asistentes al evento.
Se comentó por un lado la posibilidad de exigir una mayoría cualificada en referéndums tales como el BREXIT, y por otro lado se discutió la legitimidad de esta opción. En un referéndum, no existe una solución correcta a nivel intelectual, si no que las dos son totalmente aceptables, por lo que exigir una mayoría cualificada favorecería la opción establecida, fomentando el status quo en perjuicio de una alternativa igual de valida.
También se discutió si es ético excluir a una parte de la población del derecho a voto – como es el caso de los británicos no residentes. Ferran Requejo sostiene que se trata de una opción legislativa o de política, que se regula de forma distinta en los distintos tipos de democracia.
Por un lado podría sostenerse que habrá determinados grupos que, aún ser nacionales del estado en el que se celebra un referéndum, no resultan afectados por lo que allí se está votando. Por otro lado, también puede ser una opción relacionada con un intento de evitar el fraude electoral – ya que el voto por correo es una de las principales fuentes del mismo. Precisamente este extremo fue también comentado en el debate, cuando los asistentes se plantearon si no podría producirse la migración al voto telemático para proporcionar más seguridad.
Otro tipo de exclusión del derecho de voto que se planteó es la de aquellas personas que perjudican a la comunidad (como aquél que roba, por ejemplo). Aunque suele ser una idea tentadora, la realidad es que todos los individuos somos iguales y tenemos el mismo valor en una sociedad, por mucho que unos se comporten mejor o tengan un nivel intelectual más elevado. Suponer que alguien tiene el poder como para decidir quién puede votar y quién no, es cuanto menos, osado, y atenta contra el principio de igualdad de la ciudadanía.
Los sectores de la sociedad excluidos – aquellos que no ejercen su derecho a voto, llamados abstencionistas estructurales – también se tuvieron en cuenta: un asistente preguntó si había algún método para volver a introducirlos en el sistema electoral. Ferran Requejo apuesta por la disminución de la desigualdad como solución a este problema.
A lo largo del debate, se planteó si no sería mejor un gobierno de los sabios, para evitar dejar en manos de la población determinado tipo de decisiones cuyas repercusiones no pueden entender. El principal problema es que incluso los sabios pueden tender a utilizar el poder para su propio bien, por lo que hay que pensar en él como si hubiera de tenerlo nuestro principal enemigo. Las instituciones deben ser diseñadas pensando que van a ser dirigidas por la persona menos adecuada – coloquialmente, un sistema creado por genios para que puedan gobernar imbéciles y no pase nada.
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