Fuente: Itwasneveradress
Las mujeres y los hombres somos distintos, y eso es un hecho. Por naturaleza, nuestra configuración biológica es distinta, nuestros cuerpos son distintos… aunque también existen otras diferencias que son obra de la propia sociedad. Reshma Saujani explica en esta TED Talk que dio en TED2016 una de estas diferencias, que se materializa precisamente en la educación. En el primer mundo ya no existen problemas de acceso a la misma, tanto niños como niñas pueden ir a la escuela. Lo que sí es diferente es lo que se espera de unos y otras.
Este extracto de su charla ilustra perfectamente su idea:
“Most girls are taught to avoid risk and failure. We’re taught to smile pretty, play it safe, get all A’s. Boys, on the other hand, are taught to play rough, swing high, crawl to the top of the monkey bars and then just jump off headfirst.”
Queda claro: a las chicas se les enseña a ser perfectas, y a los chicos a ser atrevidos. Y esto está impactando gravemente a la sociedad. Saujani ha bautizado este impacto como “Bravery Deficit”, definiendo así la diferencia de carácter entre hombres y mujeres. A causa de este déficit, las mujeres están menos representadas en la mayoría de los centros de poder. Y todo empieza cuando ni siquiera somos conscientes de que existe esta diferencia.
Fuente: The Gutsy Girl: A Modern Manifesto for Bravery, Perseverance, and Breaking the Tyranny
Alumnos de 10 años ya enfocan diferente las tareas realmente difíciles según si son chicos o chicas. Ellas, acostumbradas a hacer todos los deberes bien sin demasiadas complicaciones, abandonan más rápidamente ante una tarea de este tipo, mientras que ellos son más propensos a verlo como un reto y doblan su esfuerzo. Y cuando estos chicas y chicos crecen, siguen aplicando este patrón de conducta: las mujeres sólo aplican para un puesto de trabajo si cumplen el 100% de los requisitos exigidos, mientras que los hombres aplican aún cuando sólo cumplen con el 60% de los mismos.
Y a causa de esta mentalidad, la economía está dejando a las mujeres atrás, y la sociedad está perdiendo todas las contribuciones que el género femenino aportaría al mundo si las chicas fueran socializadas para ser atrevidas, como los chicos, y no para ser perfectas.
Si conseguimos cambiar esto, estaremos educando a una nueva generación, con niños conscientes de que serán queridos y apreciados sin importar que no sean perfectos. Como concluye Saujani, si empoderamos a las mujeres haciendo que acepten sus imperfecciones y las usen como herramientas, estaremos dejando el futuro de nuestra sociedad en manos de personas que querrán construir un mundo mejor para ellas mismas y para cada uno de nosotros.
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