Sam Berns era un chico de 17 años de Rhode Insland, EEUU. Le apasionaban los cómics y formaba parte de la banda del instituto. Tenía una vida plena y feliz siempre rodeado de sus familiares y amigos. De mayor quería dedicarse a la microbiología. Sam era como cualquier chico de su edad, salvo por su enfermedad – la progeria– y una filosofía de vida realmente inspiradora. ¿Pero qué es la progeria y por qué hace que los principios de Sam sean tan reveladores?
Fuente: Los Angeles Times
Se trata de una patología genética poco común, fácilmente reconocible por la baja estatura de quienes lo padecen, pelo blanco y cabeza grande, que causa enfermedades propias de la vejez como la artritis y problemas cardíacos. Normalmente quienes la padecen mueren a los 13 años. Sam, sin embargo, vivió hasta los 17, lo suficiente para poder compartir con el mundo su filosofía para tener una vida feliz en TEDxMidAtlantic.
Cuando le preguntaban por algo que le definiera, aquello imprescindible que la gente debía saber acerca de él, siempre respondía: “I have a very happy life”. No era una persona que se lamentara de su enfermedad ni se auto-compadeciera por todas las cosas que no podía hacer. Aceptaba su enfermedad como una característica de si mismo; sin resignación.
Su filosofía de vida se basaba en tres aspectos:
– Be OK with what you ultimately can’t do, because there is so much you can do: ¿De qué sirve lamentarse por las cosas que no podemos hacer? ¿Acaso eso hace que mágicamente pasen a ser posibles? Hay que centrarse en todo aquello que sí podemos hacer y aquello que no, o bien ignorarlo o bien encontrar vías alternativas de lograrlo.
– Surrond yourself with people you want to be with: Los amigos, la familia, la comunidad… todas aquellas personas que nos aportan influencias positivas. Tenemos el poder de elegir con quién invertimos – o gastamos – nuestro tiempo y compartimos nuestra energía.
– Keep moving forward:. Tener una meta, un punto al que llegar es la única forma de mantenerte en movimiento y progreso constante; luchando por mejorar. Pueden ser grandes objetivos – como graduarse o encontrar la vacuna del sida- o pequeños – como aprender de una vez por todas cómo se utiliza el photoshop-. La cuestión es tener motivaciones que nos garanticen que no nos quedamos parados.
Seguro que no es la primera vez que oyes premisas como estas. La filosofía de Sam no es algo novedoso. Sus principios son los típicos que se oyen en los libros de autoayuda y de motivación personal. Lo que hace que esta filosofía sea especialmente relevante es que Sam no era un coach o un psicólogo, sino un adolescente con una enfermedad incurable que le consumía día tras día.
Él no solo se enfrentó a sus circunstancias para poder sobrellevarlo, sino que trabajó constantemente para hacer todas las cosas que hacían los chicos de su edad y consiguió tener una vida más plena que la mayoría de la gente.
Sam creía de verdad que podía cambiar el mundo y era todo aquello en lo que trabajaba para conseguirlo, lo que permitía ser feliz. Aquí podéis ver la charla completa de Sam y comprobaréis por vosotros mismos cómo se aplicaba su filosofía. Si él pudo, tú puedes también.
Sam nos enseña que la felicidad es más un estilo de vida, una manera de ver el mundo. ¿De qué sirve que nos centremos en llegar a ella si no es una meta? Tenemos que empezar a verla más como una compañera en este viaje que llamamos vida.
¡Comparte tus ideas en nuestras redes sociales! TWITTER FACEBOOK LINKEDIN