¿Te gustaría hacer lo mismo que haces ahora, dentro de unos años? Si tu respuesta es que no estas seguro de qué quieres hacer el resto de tu vida, buenas noticias: no estás solo. Cada vez son más las personas a las que les cuesta imaginarse una vida haciendo lo mismo año tras año.
Es cada vez más evidente que aquello que se veía en el modelo del pasado, en el que una persona podía permanecer en el mismo puesto de trabajo por 20, 300 40 años; es cada vez menos frecuente.
Los jóvenes de hoy en día no buscan solo un trabajo que se les dé bien, sino que buscan una empresa con la que sentirse identificados en valores y cultura corporativa, que crean que su remuneración es justa y que, además de las condiciones salariales, obtengan el valor añadido de otros factores (paquetes de conciliación, formación continua, posibilidades de crecimiento dentro de la empresa…).
Un estudio sobre tendencias de capital humano de una consultora multinacional establecía ya en 2014 que las nuevas generaciones valoran y prosperan en la innovación, con más de las tres cuartas partes (78%) indicando que están fuertemente influenciados por el grado de innovación de una empresa a la hora de considerar a los empleadores. Según este informe, los jóvenes también quieren trabajar para organizaciones que proporcionan flexibilidad y que tienen un propósito: abordar los desafíos generales de la sociedad, tales como la escasez de recursos o el cambio climático.
Así, hoy en día, la gente se siente más motivada y más firme para dejar un trabajo que no cumple con sus principios o valores o el cual consideran que está llevando a cabo una política de recursos humanos injusta. De hecho, una conocida plataforma de búsqueda de empleo realizó un estudio recientemente que indicaba que el el 36% de los trabajadores españoles espera cambiar de empleo en un año.
La coach Emilie Wapnick, en una interesante charla relacionada con esta temática titulada “Por qué algunos de nosotros no tenemos una sola vocación”; presentaba lo que ella ha denominado la gente “multipotentialite”. Este tipo de personas son aquellas que no solo tienen un interés o no solo son buenas en un único ámbito profesional, por lo que no están dispuestas a pasar el resto de su vida haciendo lo mismo.
En su charla Wapnick nos habla de su propia experiencia, afirmando que ella misma no ha sabido qué contestar a la pregunta “qué quieres ser cuando seas mayor” muchas veces. “El problema no es que no tuviera intereses, ¡sino que tenía demasiados!”. Comenta que aquello que le sucedia es que: “quizás encontraba un área que me causaba muchísimo interés. Entonces empezaba a investigar, a estudiar sobre ello, a volverme incluso muy buena en eso. Hasta un punto en el que pasaba de entusiasmarme a aburrirme. Llegaba el momento en el que sentía que ya había hecho todo lo que tenía que hacer en ese trabajo”.
Esa situación les puede pasar repetidas veces a los “multipotencialites”: el momento que te das cuenta de que un trabajo ya no es un reto, que deja de motivarte e interesarte a aburrirte y amargarte. Wapnick asegura que “No es fácil; te planteas si te pasa algo o si tienes algún problema o si te cuesta comprometerte, porque consideras que no es normal”. Pues bien. Nada más lejos de la realidad . ¿Dónde está lo malo en “hacer muchas cosas? exclama nuestra protagonista.
En nuestra cultura, desde la infancia nos inculcan la elección. Además tenemos asumida la idea del destino y desde que somos pequeños tenemos la –errónea- convicción de que todos tenemos una vocación y hay que encontrarla. ¿Y qué si no lo encuentras? ¿Y qué si no tienes una vocación porque tienes muchas? Según esta ponente de TED, deberíamos quitarnos de tópicos sobre nuestras obligaciones como trabajadores del futuro y centrarnos más en saber qué nos gusta y cuántas cosas nos gustan. Para la gente que se ha especializado y les gusta su trabajo tiene un mensaje: es apasionante, una suerte, y un don. Para los que no, para esos “multipotencialite”, dice: “lleva a cabo tus pasiones, sean pocas o muchas. ¡El mundo nos necesita!“
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