Desde ese capricho tonto de existir, el ser humano se ha movido por un intenso deseo de conocimiento, una sed inextinguible de saber, de explorar. Superando sus límites cada día, empujándose a sí mismo siempre un poco más allá. Por ello, los grandes viajeros, los científicos, y también los artistas, están de alguna manera conectados. Viven en ese universo de ideas y experiencias propio de las mentes inquietas. Justo en ése en el que parecen no existir la pasividad o la pereza. Uno en el que todos pueden (porque quieren) apoderarse de la vida, hacerla suya y plasmarla a su antojo y nuestro disfrute.
Todos ellos comparten un combustible, una razón. Un placer cuya lógica reside precisamente en no acabar de alcanzarse nunca. Porque siempre hay algo que vivir de nuevo, que repensar de otra forma, algo por lo que vibrar. Y eso, amigos, es la curiosidad. Una de esas cosas que uno no puede fingir ni disimular. Lo que nos hace arder y explotar, lo que le da sentido a todo y a lo que un día lo tendrá.
En TEDxBarcelona tenemos de sobras, y todos los que seguís ante estas líneas, también. Porque nos encantan las ideas, las nuevas y también las viejas que no le tienen miedo al cambio. Porque no hay que temerlo, hay que gritarle que venga, que aquí le esperamos.
Y mientrastanto, seguir con ese hambre de saber que convierte los domingos en martes y las madrugadas en tardes. Hay que cuidar ese motor silencioso que nos sacude por dentro, y hace girar al mundo sin que se note.
Por ello, sigamos yendo al encuentro de las ideas, de las mentes despiertas y de los que no saben estar quietos. Sigamos dándole sentido a cada momento de nuestra vida y no la miremos pasar.
Si sientes lo mismo por el futuro que viene, y por las cosas que aún no conocéis, seguid por aquí. Porque las ideas están ahí fuera esperando que las encontremos. Y para hacerlo, sólo conocemos una manera: emprender un viaje con ida pero sin vuelta con esa vieja –aunque nueva- amiga… la curiosidad. ¿Te apuntas?
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