Mucho se ha escuchado últimamente acerca de las smart cities, las ventajas que éstas aportan a sus ciudadanos, o el valor añadido que representan las ciudades inteligentes con respecto de las que no lo son. Tokio, Londres, Zúrich, Nueva York, París o incluso Barcelona ya presumen de ser algunas de ellas. Sus gobiernos destinan muchos recursos para conseguirlo y cada vez son más las ciudades que aspiran a sumarse a este grupo de élite pero… ¿sabemos qué son realmente las ‘smart cities’?
A grandes rasgos, las smart cities, o ciudades inteligentes, surgieron de la necesidad de las ciudades de orientar sus actividades hacia la sostenibilidad. Una ciudad inteligente es aquella que aplica las tecnologías de la información y la comunicación, con el objetivo de que la ciudad en cuestión tenga un desarrollo sostenible, una mayor eficacia de los recursos disponibles y, por tanto, un incremento de la calidad de vida de sus ciudadanos.
Las medidas que toman giran en torno a la optimizacion de las infraestructuras, la innovación y la tecnología, con el fin de disminuir el consumo energético y reducir las emisiones de sustancias nocivas para el medio ambiente, como el CO2. En definitiva, estaríamos hablando de ciudades que, tomando las decisiones adecuadas y aplicando una serie de medidas, son sostenibles económica, social y medioambientalmente.
¿Cuáles son esas medidas? Algunos ejemplos ilustrativos serian paneles fotovoltaicos, medios de transporte eléctricos, paneles solares para semáforos o señales, promoción o la promoción del uso de bicicletas ‘gratuitas’ como medio eco friendly de transporte por las urbes.
¿Y cómo saber si una ciudad es ‘smart’ o no? Más allá de lo que hemos señalado anteriormente, teniendo como base un objetivo de recursos sostenibles, hay parámetros que pueden indicarnos cuándo una ciudad es inteligente. Para ello se suelen considerar diez dimensiones para valorar más a unas ciudades que otras: la gobernanza, la planificación urbana, la tecnología, la gestión pública, el medioambiente, la movilidad y el transporte, la proyección internacional, el capital humano y la cohesión social.
¡Y el mejor ejemplo de smart city lo tenemos en Barcelona! que puede presumir de ser la primera ciudad inteligente de España, una de las primeras de Europa y una de las más representativas del mundo. Es una de las ciudades más cosmopolitas del continente europeo y es ahora uno de los mayores centros de renovación urbana, económica y social de la actualidad. Desde la red octogonal de autobuses hasta el sistema de bicicletas compartidas, pasando por el sistema de pagos ‘top and go’ o los nuevos sensores urbanos, toda esta serie de medidas está transformando a Barcelona no solo en un gran laboratorio metropolitano sino en un verdadero ejemplo de sostenibilidad urbana. Si quieres saber más sobre nuestra ciudad como smart city, puedes hacer clic aquí.
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